Invisible en vivo es el resultado de ese ejercicio arqueológico consistente en recuperar viejas grabaciones, en este caso el de desenterrar las dos presentaciones realizadas en el Teatro Coliseo allá por noviembre de 1975. La banda (Luis Alberto Spinetta en voz, Héctor "Pomo" Lorenzo en batería y Carlos Alberto "Machi" Rufino en bajo y coros) se encontraba en ese entonces en las puertas de lo que se conocería después como Durazno Sangrando.
El
disco cuenta con una notable tarea de producción a cargo de Carlos Melero, el
cual presenta a las canciones dotadas con un halo de naturaleza oscura —algo
acorde a la tapa del disco— de tal manera que la banda le estuviera cantando al
vacío, a la nada existencial. La participación del público es muy limitada,
casi inexistente, y este tal vez sea un aspecto en falta ya que se eliminaron las
célebres idas y vueltas entre Spinetta y su público, una relación a ratos
conflictiva pero intensa, como ya se apreció en —otro rescate arqueológico de
hace dos años atrás— aquellas presentaciones de Artaud en el Teatro
Astral.
Entrando
ya de lleno en los temas, el disco comienza con sus intrincados arpegios y la
voz de Spinetta que parece colgar de finos hilos transparentes, mención aparte
a la batería de Pomo que a lo largo de los cuarenta y cinco minutos va a sonar urgente
y preciso, sobre todo en el palpitar de “… si tu ser estalla, será tu corazón el que sangre”.
También habrá tiempo para la instrumentación virtuosa en “Azafata del tren
fantasma” y “El diluvio y la pasajera”, donde se desarrollarán temas en corte
progresivo, porque Invisible tiene
esa característica que lo hace fantástico: el transitar de un estado a otro con
relativa facilidad, una amalgama casi perfecta entre temas acústicos pasando
también por el jazz y hard rock, todo
esto realizado por tres tipos en la mejor etapa de sus cualidades musicales.
Para
este concierto el Flaco —gran admirador de Hendrix— utiliza un pedal de
distorsión, aunque no en plan de vuelo psicodélico apuntando al desborde, sino
en la creación de un algo que se construye y evapora lento, delicadamente,
acorde por acorde. “En la música lágrimas se dan. Se da y es así”.
Lamentablemente el álbum solo cuenta con siete canciones, se sabe que hubo más, en Youtube se puede encontrar un registro amplio; sin embargo lo que se tiene sirve para ubicar el resplandor dejado alguna vez por una banda llamada Invisible, el sentimiento tiene que ser igual a encontrar restos de la Atlántida o quizás el metacarpo y las falanges del mejor guitarrista de estos lados.
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