martes, noviembre 1

Vacaciones Permanentes

— ¿Es cierto?
—Sí. Acaban de darme vacaciones forzadas en mi trabajo. La gota que rebalsó el vaso fue que llegué tarde y sobre todo ebrio a dictar clases. A los diez minutos me había quedado dormido en mi asiento luego de dar un complicado pero maravilloso ejercicio de cálculo. Nadie aprecia los pequeños detalles. La directora académica me hizo despertar y pidió amablemente que me fuera a casa.
»Al día siguiente cuando entré a su despacho, dijo que debido a mi antigüedad no me iban a despedir, pero que ya no podía seguir dictando clases en lo que restaba del año. Me dio algo de dinero a modo de aguinaldo adelantado, creo que en el fondo está enamorada de mí. La había sacado barata. Agradecí su gesto y le dije que era consciente de mi situación y que tenía pensado entrar a un centro de rehabilitación para tratar mi problema de larga data debido a traumas infantiles. Mentira total.
»Al comentar lo sucedido en casa, las cosas no mejoraron. Mi mujer entró en cólera y al igual que la directora académica sintió que la gota había rebalsado pero no un vaso sino el turril de las equivocaciones. Se marchó de casa y se llevó al gato. A la semana trajo los papeles del divorcio. Yo estaba en shock. No podía creerlo, pero conservé el aplomo y la compostura que me caracterizan. ¿En serio quieres hacer esto?, me dijo en una especie de inversión de roles fácil de detectar tras varios años de convivencia. Claro, le dije mientras jugaba con el gato por última vez, lo quiero todo.
»De ese modo mis vacaciones adquirieron un matiz nuevo y es en ese tipo de situaciones cuando surge la semilla que se hace planta y luego un árbol, un árbol lleno de dudas ¿Puedo vivir a plan de latas de atún y carne fría? ¿Van Camps? ¿En cuánto tiempo se me acabará el dinero? ¿Qué hago cuando tengo tiempo de sobra, única y exclusivamente para mí? He sido criado y educado para tener obligaciones y responsabilidades, siempre pensando en lo que tendré que hacer el día de mañana. Planificación, programación y organización. Ahora nada de eso existe.
»Intenté dibujar pero mi pulso ya no es el de antes. Intenté escribir pero nunca me sentí cómodo haciéndolo. Invité a algunas amigas a beber, pero a los 10 minutos acabé abriéndoles la puerta: ninguna de ellas sabía apreciar el disco Fragile de Yes. Sobre todo la línea de bajo en "Roundabout" cortesía de Chris Squire; conocido también como Fish, no sé si es importante mencionar esto, pero lo hago de todas formas.
»Las drogas siempre funcionan en la medida que uno lo desea, hay ocasiones en que puedes aspirar por una noche alocada, pero nada de eso ocurre si los ánimos no están en su sitio. No hay viaje psicodélico, no hay delirio, ni impulsos frenéticos. Todo se mantiene en absoluto silencio, ni siquiera el reloj parece emitir algún signo de vida. Me recosté en el suelo por varias horas con la música a volumen bajo, no era Fragile lo que sonaba, a veces yo tampoco entiendo ese disco. Alguien debería abrirme la puerta e invitarme a salir.

viernes, octubre 21

TDK



Si se entiende la memoria como un cassette TDK de 60 minutos que se envuelve en un carrete y deja vacío otro, entonces intente (solo intente) recordar el día en que le entregaron el cassette virgen envuelto en papel celofán. Vuelva al instante en que lo sacaba de su estuche ¿Puede revivir ese instante cuando sintió la cinta en blanco pasando por primera vez por el cabezal?  Mente en blanco. Silencio. Apretó rec y comenzó a grabar ¿Qué grabó? ¿Las voces aniñadas de sus parientes hablándole? ¿A su madre advirtiéndole que no se aleje demasiado? entonces lo que se oye a continuación debe ser el sonido de sus pasos que se alejan vertiginosamente porque todo en la vida se reduce a huir o buscar (que viene a ser lo mismo, afán vano) ¿Qué sigue después? 

¿Y qué ocurrió cuando grabó en los dos lados del cassette? ¿Dónde puso los nuevos recuerdos? Ahí es cuando las cosas se ponen interesantes. Se da inicio al caótico proceso de sobregrabar una y otra vez recuerdos en su limitada memoria que no tiene una duración de 60 minutos, sino tal vez 20 o 10 a lo sumo. Entonces las voces se confunden unas con otras, y la anécdota de la primera vez que fue a una fiesta ahora queda al descubierto. No es cierto que bailó con la predilecta del curso, no es cierto que sus amigos festejaban sus bromas. Usted estaba en un rincón comiendo pipocas y antes había roto un vaso que trató de barrerlo con el pie. Empieza a darse cuenta que su pasado es una serie de collages mal hechos, torcidos a gusto y voluntad.

Con el transcurrir del tiempo también se habrá dado cuenta que la calidad de las grabaciones va disminuyendo. El cassette está empezando a grabar en un volumen bajo y además ha empezado a surgir otro inconveniente: la cinta ha comenzado a llenarse de ruido blanco. Voces distorsionadas y ruido. Al final solo quedará este último sonando cada vez más fuerte hasta romperle los tímpanos o hasta que oprima stop. Nunca el silencio sonó mejor.

lunes, junio 20

18:15



En la ciudad de Cochabamba  todas los noches de invierno ocurre un extraño fenómeno en el lapso comprendido entre las 18:15 y 18:25. Debido a alguna falla del sistema de alumbrado público, la calle Esteban Arce es una de las pocas de la ciudad donde las luminarias tardan más de lo normal en encenderse. Mientras el resto de la ciudad goza ya de luz artificial, ésta permanece en penumbras.

Es en ese ambiente por donde la gente transita al salir del trabajo o los centros comerciales. Sombras dentro de una sombra aún más grande. No se habla mucho, lo único que se busca es salir de allí lo antes posible. La única luz es la que emiten los cigarrillos se puede oír el crepitar de las hojas de tabaco que se encienden cuando se los lleva a la boca, una especie de faro que sirve para mirar fugazmente los ojos de quien tienes a menos de dos metros de distancia ¡Virar, virar! ¿A dónde? 

Lo extraño si es que lo anterior no lo es sucede al término de la calle en cuestión. Un paso más y se llegará a territorio iluminado; pero los ojos se han acostumbrado a la oscuridad y las pupilas están abiertas por completo. Nadie quiere salir de aquí. La gente da media vuelta y vuelve a recorrer la Esteban Arce de extremo a extremo las veces que sean necesarias. Como en una procesión, aunque esta vez no se pide por la salvación de la humanidad, sino todo lo contrario. No naciste para ser salvo. No naciste para vivir. Alguien golpea una puerta frenéticamente dos cuadras abajo, el tráfico vehicular no existe y la gente desborda las aceras chocando unas con otras; te golpean con el hombro al pasar, caes al suelo y te pisan los dedos. Tienes que levantarte rápido, se hace difícil respirar. Gritos que se suceden uno tras otro y una voz que pronuncia tu nombre. Es el fin.

A las 18:25 el alumbrado público se activa y las luminarias se encienden. Todos los monstruos que llevamos dentro vuelven a su sitio, recordamos que tenemos que volver a casa, que los hijos y la esposa esperan para tomar el té y ver la novela de las nueve. Las cajeras del banco se arreglan el vestido y los altos ejecutivos se ajustan la corbata aunque aún llevan sangre en las manos.

La calle se vacía, algunos autos pasan por encima de un par de zapatos que nadie reclamó. Todo en calma. En Cochabamba no sucede nada. 


miércoles, marzo 2

Amy Winehouse - Monkey man

Es 2007 en Londres, Amy Winehouse está dando un concierto para la BBC, mismo que ha logrado sobrellevar bastante bien dado el historial que la precede y que todavía le faltaba por destruir. Todo transcurre con cierta tranquilidad y al momento del adiós la canción elegida es un viejo cover al reggae de Toots and the Maytals: Monkey Man, ahora con el tiempo más acelerado que el original. Suenan las trompetas,  los dos coristas empiezan a ejecutar una coreografía llamativa que enciende al público en aplausos. Amy está parada al centro del escenario sosteniendo su vaso.

"It's your lie, it's your lie" canta con su ya característico acento mientras intenta apegarse a la coreografía establecida. No lo logra, sus movimientos son erráticos. Se la nota aburrida. En mitad de la canción la banda y los coristas -que parecen ajenos a lo que sucede- intercambian pasos, saltos y demás monerías. Amy los mira sonriendo; hay cierta desidia en ella, sobretodo cansancio, han sido varios meses de gira y de noches descontroladas que de a poco le están pasando factura.

Llega el gran final: Amy parada en el centro del escenario mirando algún punto distante en medio de la multitud. Su vida se ha convertido en una caricatura de la que todos parecen sacar rédito menos ella. Decide marcharse sin agradecer al público ni a esperar que el presentador pronuncie su nombre. Adiós Amy, la multitud vuelve a rugir en aplausos, la banda y los coristas agradecen, todos lucen felices pero ella no está. Amy se ha ido.





miércoles, febrero 24

¿A dónde vamos?
sólo queremos estar en todas partes

como los muertos arrojados al mar.