domingo, julio 29

Haight y Ashbury

Allá por 1966 la juventud se dejó crecer el cabello, consumia LSD, vestía ropas multicolores, era seducida por las religiones orientales, estaba en contra de la guerra de Vietnam y se rebelaba al orden impuesto por sus antecesores. Se daba inicio al Flower Power, el fenómeno social más grande de los últimos tiempos con el cual el mundo nunca más fue el mismo.

La cuna de esta contracultura fue el barrio de Haight y Ashbury donde de la mano de los Diggers (grupo teatral de San Francisco) y los Beatniks (intelectuales hippies entre los cuales se encontraba el poeta Allan gisnberg) se intentó crear un sociedad utopica, libre de todo materialismo e individualismo. En esta intento de nuevo mundo se empezó a realizar las donaciones de ropa, comida o alojamiento para el que lo necesitara, la creacion de las comunidades hippies, flores y anarquía en las calles: danzarines, poetas, artistas y todo tipo de personajes rcorrian las calles del vecindario conviviendo pacificamente. Y las noches de San Francisco eran animadas por las fiestas-conciertos organizados por los Gratefull Dead o Jefferson Airplane donde el LSD era el invitado de gala.
El sueño de crear un nuevo mundo no pudo lograrse, la sobreatención que los medios de comunicacion daban y el trsite despertar de las drogas hiceiron pedazos los sueños hippies, pero el camino trazado aún sigue intacto sin importar el pasar de los años, algún día los hijos de las flores heredarán el mundo

martes, julio 24

Eco




Duermo en aguas frías


cada vez más distante de esa isla.


Un cíclope en llamas habla de mares,


el corazón de su noche gira en el centro del espejo.


Asciendo por voces cortadas


hacia la asesina que muerde mis cabellos con furia,


sólo queda revivir con una flor azul en el ojo izquierdo.


Un caleidoscopio de ideas añoradas


muestra su acertijo cristal


que se convierte en luz tenue con olor a canela y anís


Y vos, libre de telarañas, solarizaste tu libido


volviste a dibujar este anochecer; así frío así de antiguo.


Los recuerdos me miran


desde las grietas del abismo,


todo lo ciego me vuelve a pertenecer,


soy un regresar de ecos violentos


un signo narcótico


un faro del verbo incienso