domingo, julio 29

Haight y Ashbury

Allá por 1966 la juventud se dejó crecer el cabello, consumia LSD, vestía ropas multicolores, era seducida por las religiones orientales, estaba en contra de la guerra de Vietnam y se rebelaba al orden impuesto por sus antecesores. Se daba inicio al Flower Power, el fenómeno social más grande de los últimos tiempos con el cual el mundo nunca más fue el mismo.

La cuna de esta contracultura fue el barrio de Haight y Ashbury donde de la mano de los Diggers (grupo teatral de San Francisco) y los Beatniks (intelectuales hippies entre los cuales se encontraba el poeta Allan gisnberg) se intentó crear un sociedad utopica, libre de todo materialismo e individualismo. En esta intento de nuevo mundo se empezó a realizar las donaciones de ropa, comida o alojamiento para el que lo necesitara, la creacion de las comunidades hippies, flores y anarquía en las calles: danzarines, poetas, artistas y todo tipo de personajes rcorrian las calles del vecindario conviviendo pacificamente. Y las noches de San Francisco eran animadas por las fiestas-conciertos organizados por los Gratefull Dead o Jefferson Airplane donde el LSD era el invitado de gala.
El sueño de crear un nuevo mundo no pudo lograrse, la sobreatención que los medios de comunicacion daban y el trsite despertar de las drogas hiceiron pedazos los sueños hippies, pero el camino trazado aún sigue intacto sin importar el pasar de los años, algún día los hijos de las flores heredarán el mundo

4 comentarios:

Fernando Ducrot dijo...

Un comment no eliminado por su no- autor:

El LSD lo desprestigió, hubiera funcionado con un poco de cristal, o pb. Y mejor con un poco de akullico. Ya me imagino a esos gringos de mierda, ja ja.

¡Salud!

Roberto Ö. dijo...

Ja quien sabe no? talvez la hoja sagrada hubiera marcado el verdadero rumbo de las cosas, pero ojo eh? sin el LSD no existiría Sargent Peppers... de The Beatles, el mejor disco de la historia. para mí que el LSD abrio muchas puertas, no se lo puede tachar de gestor de la caída del hippismo

Vania B. dijo...

Me quedo con tus últimas palabras: ojalá algún día los hijos de las flores (a este paso vamos por los nietos) hereden el mundo.

Un abrazo, bonito blog.

Roberto Ö. dijo...

Tenemos la obligacion de pensar que van a heredar este mundo, sino todo estaría perdido