nos enceraremos en el cuarto
miraremos la tele hasta que nos corten la
luz
nos pondremos esa falda que tanto nos gusta
y cuando el espacio esté saturado de todas
nuestras palabras
habremos sido invitados a conversar.
No tiene importancia si el asesino le
pierde el rastro a la futura víctima
y las
faldas respirarán aliviadas;
pronunciaremos su nombre y no aparecerá
patearemos
su puerta y romperemos sus vidrios pero nadie abrirá.
Sólo la vecina, que nos entregará un
papelito doblado:
“ella se va en el tren de las diez”
3 comentarios:
Ne gusta! Esa idea de la estación del tren anda rondando mi cabeza, sentí algo de claustrofobia al leerte. Me parece que podrias escribir una segunda parte...
Lou
siempre me encuentro como en las primeras tres lineas...nunca uno termina de acostumbrarse al fracaso...
me encanto n.n saludos amigo invisible
Lou, es parte de un texto que una vez escribí para la wallunka, no creo que haya segunda parte, pero quien sabe.
Daniela, nacemos con el fracaso pero siempre aspiramos a más, naturaleza humana supongo no?
Publicar un comentario